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Crear vacas mejores
En sólo unos cincuenta años, el peso medio de una vaca para carne ha pasado de unos 400 kg a unos 600 kg. Es sólo un indicativo de la manera en que la tecnificación de la cría de ganado puede influir en la rentabilidad de una explotación ganadera. Aparentemente, un incremento del 50% en el peso es una buena noticia. Sin embargo, ese incremento lleva aparejadas diversas necesidades: vacas más grandes comen más y precisan de un mayor terreno para ser criadas en condiciones de bienestar. Además, el ganado bovino vive una vida larga respecto a otras fuentes de proteína, con lo cual cada kilogramo de carne implica un importante caudal de recursos hídricos y alimentarios. El objetivo: una carne rica, tierna y con un punto de grasa saludable -no excesivamente grasa-.
TECNOLOGÍA
La tecnología puede enfocarse no sólo a lograr que un semental seleccionado engendre miles de terneros, sino a que la producción de proteína cárnica mejore en términos medioambientales y también de bienestar animal. El cruce de líneas de sangre alejadas, la inseminaciòn artificial o diversas técnicas más modernas contribuyen a responder adecuadamente a condicionantes cada vez más complejos: el ganado no sólo se cría, también se crea.
Cuando se adquiere, cocina y consume carne se está interactuando con todo un sistema de producción complejo y exigente. Conocer algunas ideas básicas del papel que nos corresponde como consumidores no sólo nos ayudará a comer de una forma más informada y consciente, sino que influirá positivamente en el funcionamiento de la cadena en su conjunto.